lunes, 24 de agosto de 2009

Un grito de amor desde el centro del mundo



Un grito de amor desde el centro del mundo
de Kyoichi Katayama engancha desde la primera página. La historia, tan simple, como el enamoramiento de dos adolescentes en Japón. Lo que engancha de la novela, es que esta historia podría tener lugar en cualquier lugar del mundo, podría pasarnos a cualquiera de nosotros, va más allá de las fronteras culturales, físicas o temporales. De hecho, en este momento, miles de Aki y Sakutarô están viviendo en todo el mundo su primera historia de amor. El primer amor es siempre inmortal, el más grande e importante de nuestras vidas, el que nunca olvidaremos, y el que esperamos que dure para siempre. También es el más inseguro, el que más miedos suscita, es el primero en todos los sentidos. La historia va más allá de una simple novela de amor, Aki enferma de leucemia y acaba muriendo, y Sakutarô tiene que asumir con tan sólo 16 años que nunca volverá a vivir un amor tan intenso, que nunca volverá a estar al lado de la mujer de su vida. El proceso por el que el protagonista se plantea el sentido de la vida y de la muerte, y cómo va aceptando la inevitabilidad de ésta última, son de una tristeza infinita, pero a la vez un canto a la esperanza y un grito de amor a la vida y al propio amor.

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